Muchos ya sabréis por las redes sociales que he llevado unos intensos meses de bodas, de hecho tuve dos en octubre. La primera fue muy especial, Pepa, amiga desde que coincidimos como falleras mayores, se casaba con su novio de toda la vida. Son de esas parejas que ves y se te saltan las lágrimas de alegría por la felicidad que han compartido durante once años y la que día a día desprenden.

Hechas las presentaciones, toca hablar de la boda. Pude ver salir a la novia y ya me quedé sin palabras, estaba espectacular!!! Ella es una belleza, tanto por dentro como por fuera, pero ese día estaba radiante. Un vestido de "Lucía Novias", de corte clásico con un lazo que marcaba la cintura y que le sentaba de maravilla. Era, sin duda, su vestido. El maquillaje y el peinado fueron obra de "Marta Parra, peluquería y maquillaje", y como podéis ver tiene unas manos magníficas. El detalle de la media coronita de flores otorgaba un toque romántico dentro del estilo clásico.







La ceremonia se celebraba en Santa Catalina, y al llegar pudimos ver al novio feliz y estupendísimo. La Iglesia de Santa Catalina es una maravilla gótica que debéis visitar si tenéis ocasión.







Posteriormente asistimos al banquete en los Salones Aqualandia, situados en un enclave privilegiado entre campos de arroz y con una amplia experiencia en la celebración de eventos. Los detalles románticos fueron la nota que guió todo el enlace, inspirando los meseros, el candy bar, el pastel nupcial que cortaron los novios...









Para mi look opté por un vestido que ya tenía (de cuando fui dama de las fiestas en mi pueblo), pero fantástico. Tiene ese aire clásico que me recuerda, personalmente, a la época dorada del cine.